La Infidelidad es una falta de lealtad que hiere de muerte a la pareja. Atenta contra el respeto y destruye la confianza, pilares fundamentales de la relación.
Se trata de un comportamiento que provoca amargura en ambas partes: dolor en la víctima por haber sido traicionada, y en el infiel por la culpabilidad del daño que ha producido en el otro y el agotamiento por mantener una doble vida. Se produce dolor, pero también enfado, rabia, decepción, vergüenza e incluso dudas sobre la veracidad de lo acontecido.
El impacto psicológico que se recibe provoca una lucha entre razón y corazón que obliga a tomar una decisión: apostar por la relación y seguir adelante o romper con el noviazgo.
Para que exista infidelidad…
Existe una gran confusión entre lo que se considera o no infidelidad. Para la sociedad en general, infidelidad es sólo aquello que está marcado por una relación de tipo sexual o carnal; pero se puede engañar sin tener contacto físico (infidelidad psicológica) y no por ello es menos grave. El saber que nuestra pareja tiene sentimientos de atracción hacia otra persona y los alimenta de diferentes maneras, hace mucho daño. Provoca una fuerte sensación de traición. El “tonteo”, las conversaciones telefónicas o mensajes con terceras personas, pueden ser consideradas como una infidelidad en toda regla. No hay infidelidades pequeñas y el infiel es consciente del engaño.
Siempre habrá tentaciones y no podemos dejarnos llevar por la corriente. Tenemos que mantener firmes los principios que guían nuestra conducta para no improvisar cuando la ocasión aparezca. Tener una relación no significa que no puedas tener amigos. Del mismo modo que puedes seguir teniendo atracción por otras personas. Sólo por sentir no hay culpabilidad. Lo que sí es infidelidad es dejarte llevar por ese sentimiento y alimentarlo. Es cuestión de que la voluntad ponga orden en el corazón rechazando la tentación. No se puede bajar la guardia, por muy estable que consideres tu relación.
- El sentimiento puede ser pasajero y para comprobarlo hay que tomar distancia en el trato con la persona que lo produce. Muchas veces detrás de ese sentimiento lo que hay es una idealización. No merece la pena perder una relación de amor sólida por una atracción pasajera.
- En el caso de que este sentimiento persista o sea muy recurrente habrá que analizar la conveniencia de continuar o no con el noviazgo pues si no es así, puede terminar en una infidelidad física.
Causas frecuentes de infidelidad
- En numerosas ocasiones cuando se produce la infidelidad se pone en evidencia que la relación no iba bien. Pero en otros muchos casos ésta es la excusa más fácil. Probablemente se pasaron por alto muchas situaciones que no debieran haberse permitido.
- Hay gente que carece de capacidad de compromiso: no tiene desarrollada la voluntad y no es capaz de funcionar en contra de lo que le dictan sus apetencias.
- En numerosas ocasiones, el ego puede llevar a las personas a tener necesidad de sentir que conquista. Reafirmar su atractivo personal a través de relaciones clandestinas alimenta su ego.
- La necesidad de nuevas emociones puede llevar a buscar un amor prohibido que resulta mucho más excitante.
- En ocasiones la infidelidad se produce por venganza, tras haber sufrido un acto de la misma naturaleza.
Grados de infidelidad
No todas las infidelidades son iguales: no es lo mismo la traición que se produce tras dos años de relación que la que se produce a los tres meses. No es lo mismo la infidelidad en la que se mantienen relaciones sexuales que aquella en la que se han intercambiado unos mensajes que, aun siendo traicioneros, no son letales. La infidelidad depende también de cuáles hayan sido las circunstancias en las que se han producido lo hechos, la situación personal de cada uno… Como la infidelidad es de diferente tipo en función de un gran número de factores y circunstancias, la forma de actuar ante este engaño también debe ser diferente.
Aunque se trate de un engaño evidente, la pare infiel suele negar lo ocurrido. Uno de los principales motivos para hacerlo es el temor a las posibles consecuencias, que pueden llevarle a perder a su pareja y a dañar su imagen.
Infidelidad virtual
Los cambios tecnológicos han provocado cambios en la forma de relacionarse y por ende nuevas formas de infidelidad. Los nuevos medios de comunicación facilitan el contacto que propicia este tipo de engaño. La infidelidad virtual es una infidelidad real pero realizada a través de medios de comunicación. No es menor que la sexual, puesto que se trata igualmente de un engaño y una falta de lealtad cargados de intimidad.
Cuando conectas clandestinamente con alguien a través de las redes sociales, al mantener de forma habitual y a escondidas conversaciones con un tercero a través de Whats app, cuando delante del otro restamos seriedad a nuestro compromiso o criticamos a nuestra pareja, cuando mantenemos una conversación insinuante… Cuando se tienen todas estas actuaciones se cae con facilidad en la infidelidad emocional y se abren las puertas a la infidelidad sexual.
La nueva tecnología permite establecer relaciones con mayor número de personas que, tras las pantallas, son capaces de empezar a “tontear” por entretenimiento o curiosidad. Al no tener un contacto cara a cara, ni enfrentar las situaciones cotidianas, es fácil que tengamos un concepto idealizado del otro.
La adrenalina que se genera en estas situaciones hace que se produzcan emociones intensas. Por este motivos las personas se enganchan a las relaciones virtuales. No es amor. Se trata de alimentar la propia vanidad y puede convertirse en algo obsesivo.
Transmitir inquietudes
La persona que se siente dolida por actuaciones que considera una falta de lealtad, tiene que transmitir esa inquietud a su pareja. Es posible que el otro no sea plenamente consciente de la situación y cambie su manera de actuar. Exponerse demasiado a la tentación es peligroso, pues el que juega con fuego se acaba quemando.
Vivir el duelo
Cuando eres víctima de una infidelidad en el noviazgo, es necesario vivir el duelo. No intentes justificar lo injustificable. No debes buscar en ti motivos que puedan haber provocado su actuación: la única responsable es la persona infiel.
Tienes que asumir lo sucedido. El noviazgo es un periodo de prueba y la infidelidad destruye la confianza necesaria para que la relación se mantenga. Habrá ocasiones en las que se pueda superar esa traición, pero por lo general no es así. El que engaña tiende a repetir su conducta, pues basa su ego en sentir que produce atracción. El infiel cede sin dificultad a la tentación y si le perdonas puede sentir impunidad, por lo que resulta gratuito volver a engañar.
Recuperar la confianza es muy complicado. El afectado tiende a convertirse en controlador compulsivo y esto resulta insoportable para ambos.
Sufrir una infidelidad no tiene que llevarnos a pensar que en relaciones futuras se repetirá este patrón. Antes de iniciar una nueva relación tengo primero que sanar la herida sufrida.
Recuerda que: se trata de aprender de los errores, no de repetirlos.
