En el amor no todo son alegrías. El noviazgo tiene ciclos y puede acabar en una dolorosa ruptura.
Es normal tener, crisis de crecimiento, momentos de distanciamiento que, tras superarlos, fortalecen la relación. Otras veces, lo que creíamos una crisis pasajera se convierte en un irremediable final. Es difícil identificar cuándo se trata de una etapa de crisis y cuando la gravedad de la herida hace prever la ruptura.
Acabar una relación puede resultar muy complicado
Generalmente la relación no muere de un día para otro sino que va haciéndolo paulatinamente. El “dejado” sufre por el abandono y “el que deja” porque guarda buenos recuerdos, mucho cariño y no quiere ser el motivo del dolor del otro.
Cuesta mucho aceptar que quien era tan importante para ti, a partir de ahora deje de serlo y por eso que se buscan mil justificaciones para continuar con la relación.
Hay que tener paciencia y darse tiempo
Cuando intuyes los síntomas del desamor es necesario tomarte el tiempo suficiente para estar seguro de tus sentimientos pero sin crear falsas expectativas en tu pareja.
Hay personas que, a pesar de ser infelices en su relación, siguen atadas a ella por costumbre, esperando un cambio que casi nunca llega. Se tiende a postergar el momento de la ruptura por temor a reconocer la realidad y asumir el sufrimiento que produce pensar en lo que podemos perder: planes, amigos, compañía…
No hay que alargar el tiempo innecesariamente puesto que la incertidumbre puede ser peor que el desamor. Es mejor llorar un desamor que seguir alimentando falsas esperanzas.
Indicadores para calibrar si la relación ha terminado
Para valorar si la relación se ha terminado es necesario plantearse una serie de cuestiones con sinceridad y realismo, evitando así alargar la ruptura.
Balance personal y de la relación
¿Te interesa salvar la relación o no te sientes con fuerzas para pelearlo? ¿Son mayores los pros o los contras de la relación? ¿Realmente te aporta, te hace crecer como persona? ¿Me estoy autoengañando? ¿Son mayores los momentos de felicidad o estás constantemente triste y preocupado?
Cuando la relación “hace aguas”, aparecen sentimientos que producen un fuerte desgaste emocional: estás intranquilo, no tienes ganas de estar con la otra persona, sientes indiferencia, apatía, mal humor; no salen de forma natural muestras de cariño, cualquier excusa sirve para reprochar algo y la queja se convierte en la principal de las entonaciones.
Necesidad de desaparecer
Cuando sientes que tu relación ha tocado fondo nace un fuerte deseo de escapar, de huir de la realidad que estás viviendo. Te gustaría verte de repente sin esa unión que os vincula pero sin tener que afrontar el angustioso momento de las explicaciones.
No proyectas un futuro en común
Cuando no sientes la ilusión de compartir un proyecto de vida en común, valores, educación y filosofía de vida, es muy probable que la relación no tenga razón de ser. La falta de visión de futuro, hace que prestes mayor atención a lo que pierdes por estar atado a esa persona.
Falta de admiración
Cuando te desenamoras, cambia tu percepción del otro. Pierdes la admiración y esto provoca falta de tolerancia hacia sus errores y defectos que ahora se hacen evidentes e insoportables. El cuerpo también comunica esa falta de afecto.
Falta de confianza
La confianza es un elemento esencial en el funcionamiento de la relación. Tu novi@ tiene que ser tu mejor amig@. Necesitas poder contarle aquello que realmente sientes, sin necesidad de fingir ni dar una imagen que no eres. Puede que el problema esté en la indiferencia de la otra parte, que no tiene ganas de escuchar ni apoyar.
Cuando el destinatario de tus confidencias, inquietudes y deseos pasa a ser un amigo o una familiar, tu relación está empezando a fallar.
Comunicación unidireccional
La emoción del inicio hace que ambos muestren un enorme interés por contactar, aunque siempre uno va a ser más proactivo que el otro. El problema surge cuando uno de los dos comienza a dar muestras evidentes de desinterés y deja de llamar, escribir o encontrar tiempo para su pareja. La comunicación empieza a ser unidireccional, saliendo siempre del mismo.
Uno lleva la mayor parte del peso
En cualquier relación una de las partes es más generosa y servicial que la otra. Pero cuando uno de los dos prioriza constantemente su propio interés, sin ceder a favor del otro, provoca un gran dolor que se puede convertir en un desencanto letal.
Desaparecen los momentos de diversión y compartir momentos juntos
En una relación sentimental es necesario divertirse juntos, sin necesitar grandes planes. El paso del tiempo contribuye a normalizarlo todo, pero no se puede perder la capacidad de sorprender y de compartir momentos agradables. El aburrimiento puede llevar al desenamoramiento.
Cuando la relación se debilita, cualquier motivo sirve de excusa para reducir los encuentros: el estudio o el trabajo, estar con los amigos …
Discusiones constantes
Las discusiones pueden ser relativamente frecuentes e incluso sanas en una relación, si con ellas se logra solucionar problemas. Sin embargo, los conflictos excesivos muestran una grave lesión en la relación, pues generan malestar y, muchas veces, diferencias irreconciliables.
Las malas formas al hablar, son una falta de respeto, una forma de agresividad verbal y un ejemplo claro de desamor.
Falta de entendimiento en materia sexual
Las manifestaciones de cariño tienen que ser acordes al nivel de compromiso y en muchas ocasiones, uno de los dos se incomoda porque su pareja le exige una intimidad física que no se corresponde con la intimidad espiritual. La entrega sexual puede ser manifestación del amor, pero nunca causa del amor ni prueba del mismo.
En otras ocasiones la falta de muestras de afecto; caricias, besos, palabras cariñosas hacen que la relación se vaya enfriando y pueden evidenciar un distanciamiento en la pareja.
Infidelidad
La infidelidad es una clara muestra de falta de amor y en el noviazgo produce una fisura mortal. Pasar por alto la infidelidad en el noviazgo, supone renunciar a la exclusividad de tu amor y predisponer al otro a la repetición del hecho del que ha salido inmune.
Tu familia y amigos intuyen que algo va mal
En las relaciones de pareja es difícil analizar con objetividad lo que realmente está ocurriendo. Por este motivo, en numerosas ocasiones, las personas que nos rodean (amigos, famililares…) tienen una visión mucho más atinada.
No obstante, tengo que saber ponderar las opiniones, en función del grado de confianza que me producen. No todos los consejos son fiables.
Sentirte enamorado de otra persona
Sentir atracción o incluso enamoramiento puntual por otra persona, no implican necesariamente dejar de querer a mi pareja, puesto que esos sentimientos pueden desaparecer. Si quiero apostar por la relación, lo que no puedo hacer es alimentar los sentimientos que se han interpuesto.
Cuando dudamos sobre el futuro de nuestra relación es bueno analizar el motivo de la ruptura y si es posible luchar por salvarla. Si el final se ve claro, tienes que abandonar.
Actitud positiva
El desamor produce gran amargura (tristeza, frustración, rabia, deseo de venganza, sentido de culpabilidad, impotencia) pero hay que saber que tiene un final. Es necesario canalizar esos sentimientos a través de las palabras, para no envenenarnos emocionalmente. Intenta mostrar una actitud positiva, sabiendo que lo vivido ha supuesto un aprendizaje y procurando descubrir el resto de cosas buenas por las que debemos mostrar gratitud en la vida.
